Catedrático de Universidad (Jubilado) de Didáctica de la Matemática. Universidad de Extremadura.

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sábado, 11 de mayo de 2019

La isla del tesoro, problema propuesto por G. Gamov.


Enseñar/aprender a resolver problemas de matemáticas.
Actividades sobre el Modelos General de Resolución de Problemas MGRP (Entrada 12).

George Gamow,  Espasa Calpe.
Gamow, G. (1969). Uno, dos, tres, . . . Infinito.Espasa Calpe. Madrid.
Entrada dedicada a Juan Carlos Lozano Hernández, compañero y amigo, seguidor del blog y entusiasta de los problemas de Matemáticas.

En una entrada anterior proponía el problema de “Dividir un triángulo obtusángulo en triángulos acutángulos”. No es fácil y abordarlo suponen en algunas ocasiones algo de ansiedad y abandono de la tarea. Señalaba en la entrada procedimientos que ayudan a abordar estos problemas con esperanza de éxito.
Ahora os voy a dejar dos enunciados de dos problemas preciosos que provocan muchos abandonos en los resolutores, pero que pueden resolverse manejando los heurísticos que se proponen en el primer paso del Modelos General de resolución de problemas (Entrada 1; Entrada 2)

La isla del tesoro (Gamow, 1969, p. 46-49).
El problema se plantea a partir de una bonita historia novelada que transcribo parcial y libremente, para abreviar. “Hubo una vez un hombre joven y aventurero que encontró en los papeles de su bisabuelo un trozo de pergamino que revelaba la situación de una isla desierta que ocultaba un tesoro. Encontrarás una pradera con un roble y un pino solitarios y una vieja horca. Para encontrar el tesoro, te sitúas en la horca. Camina hacia el roble contando los pasos, bajo el roble debes girar 90º a la derecha, dar los mismos pasos y clava una estaca en el suelo. Vuelves a la horca y debes caminar hacia el pino, cuenta los pasos, girar a la izquierda 90º, dar los mismos pasos y clavar otra estaca. En el punto medio de las dos estacas encontrarás el tesoro.
Las instrucciones eran claras por lo que el joven encontró la isla, la pradera, el roble y el pino, pero la horca ya no estaba. Había pasado mucho tiempo.
Es una pena que el joven no hubiera sabido algo de resolución de problemas de matemáticas porque habría podido encontrar el tesoro fácilmente”.
Gamow, G. (1969). Uno, dos, tres, . . . Infinito. Espasa Calpe. Madrid.

Alguna pista: En ocasiones nos quedamos parado esperando que nos venga la inspiración o, como se dice, “que se encienda la bombilla”. Eso no es buena idea. Por el contrario, hay que buscar alguna representación, intentar algún procedimiento, iniciar el camino como se nos indica, etc. En ocasiones sirve para encontrar la solución y, en cualquier, caso ayuda en el aprendizaje.

Inténtalo y si tienes alguna duda busca el libro o ha un comentario.

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