Haces unos días me he encontrado con la referencia a una entrevista que nos hicieron en El País (13/11/2006) a Pablo Flores, profesor de Didáctica de la Matemática de Didáctica de la Matemática en la Universidad de Granada y a mi. Se había celebrado, en Badajoz, un Simposio Internacional de Universidades Lectoras, en el que habíamos participado con una exposición de viñetas de humor con contenido matemático y una ponencia titulada Humor gráfico y enseñanza de las Matemáticas. Salimos muy contentos porque la exposición gustó a los estudiantes de secundaria que la visitaron.
El hecho es que periódico se enteró y nos entrevistó a los dos. He recuperado la entrevista y la transcribo. La podéis leer clickeando en El País (06/11/2006).
Lunes,
13 de noviembre de 2006,
ELPAIS.es. Carmen Morán
Más.
Va el profesor y le dice
a sus alumnos: en el examen de matemáticas de mañana quiero que saquéis todos
una nota por encima de la media. "Hay gente que no se ríe porque no lo
coge, y eso es que algo falla en las matemáticas, porque para hallar una nota
media tiene que haber notas más altas y más bajas". Elemental, pero ¿quién
se había reído? O, bueno, ¿quién no se ha quedado con cara de circunstancias?
Humor y matemáticas, una
buena pareja, dicen los profesores. Si se sabe usar. Lorenzo Blanco, profesor
de Didáctica de las Matemáticas en la Universidad de Extremadura, el que
explica el chiste de arriba, organizó una exposición la semana pasada en
Badajoz con viñetas humorísticas que aludían a las matemáticas, como las que
ilustran este texto, por ejemplo. Los expertos en la didáctica de las
matemáticas, como él, están buscando fórmulas para que este maridaje se
traslade como experiencias pedagógicas en las aulas. El padre de la idea es
Pablo Flores, colega de Lorenzo Blanco, de la Universidad de Granada. En unos
pocos años, Flores ha coleccionado 2.000 viñetas humorísticas que utiliza de
diversos modos en las clases que imparte a los futuros maestros de matemáticas.
Cada día ojea seis periódicos y revistas en busca de más material humorístico
que llevar a sus clases.
Gracias al humor, explica
un docente, se puede crear un clima amable en clase.
"Con el humor se
puede crear, para empezar, un clima amable en clase y conseguir que se
entiendan algunas ideas que, de otra forma, serían más incomprensibles. Los
estudiosos del humor le conceden un valor de ruptura", dice.
Efectivamente, la
enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas necesita romper algunas barreras.
Es la materia ogro de las escuelas e institutos. Aunque el alumno sea
competente, con los números a veces se bloquea, precisamente porque desde
pequeños ya saben de la dificultad de esta asignatura, y ese conocimiento
produce un efecto psicológico que bloquea el cerebro de los estudiantes. No
consiguen romper la barrera. Dificultad añadida encuentran las alumnas, porque,
atendiendo a ese mismo factor psicológico, ellas han tenido que escuchar
siempre que es una materia más propia de chicos. Así pues, doble obstáculo para
ellas, una doble barrera que romper.
¿Podría el humor ayudar a
salvar alguno de estos inconvenientes? Los profesores de Didáctica de las
Matemáticas están convencidos de que puede contribuir a ello. "A veces
elijo una viñeta que haga alusión a la lección que estamos tratando. Les pido,
a partir de ella, que interpreten lo que ocurre en el dibujo con detalle, y
luego estudiamos los conceptos matemáticos implicados en ese pequeño cuadro de
humor gráfico", dice Pablo Flores.
Uno puede reírse con las
matemáticas. Es la primera lección que hay que aprender. Después, el profesor,
deberá sacar partido a una relación matemáticas-alumno desdramatizada. Flores
ha colocado a veces estas viñetas a modo de cartel en las aulas, para que los
alumnos las vean cada día y recuerden su enseñanza. Fue el caso de una imagen
de Moisés con las tablas de la ley, cuyo último mandamiento decía: "No
dividirás por cero". "Los alumnos que ven día tras día esa decoración
en clase no olvidarán una regla que es un mandamiento divino para las
matemáticas", asegura Flores.
Otras veces, este
profesor divide a sus alumnos, futuros maestros, por grupos. Elimina el mensaje
escrito en los globos de la viñeta y les pide que elaboren ellos mismos su
propio chiste a partir de las imágenes. Con ello consigue que reflexionen sobre
las matemáticas.
No es lo mismo trabajar
con alumnos de primaria o de secundaria, que con futuros maestros. A ellos les
están enseñando cómo deberán explicar esta difícil asignatura con el mayor
éxito posible. Con estos es fundamental abordar debates sobre la didáctica. Uno
de los ejemplos que pone Flores, es el uso o no de la calculadora en la clase.
Para ello acudió a la viñeta del gato filósofo, del humorista Geluk. El gato
tiene tres calculadoras por un lado, y otras dos por otro. Si las suma, le
salen cinco calculadoras en total, y después, coge una de ellas para comprobar
que el resultado obtenido es cierto. "Es una forma de activar el debate
sobre el cálculo con máquina, cómo este aparato puede servir para sumar de la
forma tradicional y para comprobar que lo hecho es correcto".
"Dios mío",
dicen otros dos personajes de cómic que miran un plano, "nos quedan ocho
millas para llegar". El segundo le responde: "Ya te dije que cogieras
un mapa más pequeño".
"Los chistes reflejan las enormes lagunas matemáticas que a veces encontramos en la gente de a pie, en la calle, son errores muy extendidos en la sociedad, que se transmiten de unos a otros, por eso este material didáctico es muy interesante".
Con él, seguro que todos los alumnos sacan una nota por encima de la media en el próximo examen de matemáticas.
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