Emoción y Matemáticas en la Lotería de Navidad. El País, 19/12/2018 |
"La influencia del dominio afectivo (creencias, actitudes y
emociones) en la enseñanza y aprendizaje de las Matemáticas es un tema de
investigación, frecuente en la agenda de aquellos que nos dedicamos a estudiar
los problemas de la educación matemática en la escuela. El País se ha hecho eco
de estos resultados en diferentes ocasiones.
Las emociones que se generan hacia las Matemáticas tienen
consecuencia en las actitudes y acciones de los ciudadanos en la forma de
abordar cuestiones cotidianas que tienen que ver con los números y la
información numérica. Ello, puede generar decisiones absurdas y paradógicas que
se justifican en base a sentimientos e informaciones que no son capaces de asimilar
y procesar de una manera lógica y racional. Si, además, estas decisiones se ven
influidas por otras cuestiones de carácter social o económicas, es muy difícil
mantener una conversación coherente que ayude a modificar determinadas posturas
en la población.
Son numerosos los ejemplos que podemos encontrar, pero en
estos días cercanos a la Lotería de Navidad, los medios de comunicación nos
recuerdan uno de ellos cuando se refieren a la Lotería de Navidad. Las colas
frecuentes y numerosas ante algunas administraciones de loterías es una
manifestación de lo que señalo. Hay personas que están varias horas en largas
filas para adquirir un décimo convencidos que la probabilidad de que le toque
el gordo es mayor que si lo compra en su barrio o en su pueblo. En estas
ocasiones, es muy difícil hacerles comprender que todos los números que se
juegan tienen la misma probabilidad de premio, independientemente de donde lo
compren. Es un ejemplo paradigmático que nos muestra cómo lo emocional se
impone a lo racional por encima del conocimiento matemático, llevándonos a
tomar una decisión que no tendría sentido si la analizamos con un cierto rigor.
Claro que esta situación no es solo propia de las Matemáticas, también sucede
en la política, por ejemplo.
Independientemente de donde se compre, la probabilidad de
obtener el premio gordo con un décimo determinado es uno entre cien mil.
Evidentemente, la administración o la ciudad que venda más números diferentes
tendrá una mayor probabilidad de que reparta el gordo o cualquier otro premio
de la lista. “Tu dices eso, pero verás
como este año también esta administración reparte más premios”, me dicen,
sin reparar en mi razonamiento y, consecuentemente, sin diferenciar entre los
premios que reparte la administración en su conjunto y la probabilidad de que a
él le toque un premio específico. Lo emotivo y lo social se impone sobre lo
racional.
Las creencias sobre el juego de la lotería influyen en la
paciencia para estar en las colas y en la decisión de comprar o rechazar
algunos de los números que se les ofrecen. Así, podemos observar que números
con cifras repetidas como el 11.111 o con muchos ceros como el 50.000 o los
números bajos y el “00.000” son rechazados en la idea que de que tienen más
difícil salir. Alguno lo justifica recordando que el cero nunca ha salido, pero
olvidando que tampoco han salido otros 99.794 que también están en el bombo. Para
los escépticos diré que en más de una ocasión el gordo ha caído en números con
varias cifras repetidas y, en dos ocasiones, el gordo ha repetido número.
Hay quien señala “llevo
varios años apostando al mismo número, ya me tiene que tocar”. Puede
resultar humano ser fiel a algo, aunque sea a un número, pero debemos de saber
que esa actitud no aumenta la probabilidad de alcanzar el gordo. Tampoco la
disminuye el hecho de haber salido con anterioridad. La fecha de mi cumpleaños,
el aniversario de boda o la referencia a otro evento reciente, tampoco da predilección
al número que pueda formar.
Son algunos ejemplos sobre la relación entre las emociones
y las Matemáticas a propósito del sorteo de la Navidad. Y que pueden servir de
ejemplo de situaciones cotidianas que nos señalan la importancia de modificar
algunos aspectos relacionados con la enseñanza/aprendizaje de las matemáticas
y, por extensión de las ciencias. Y nos muestra que una buena alfabetización
matemática es útil en situaciones familiares. A la vez, nos sugiere la
importancia de modificar algunos aspectos del currículo escolar en estas áreas
que si bien se reconoce su importancia en el desarrollo de la sociedad, siguen
estando entre las más denostadas por los estudiantes de secundaria y
bachillerato."
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