Os transcribo el artículo que El País digital en sus páginas de educación me ha publicado sobre la importancia de la formación permanente para poder implementar la nueva ley de educación de acuerdo a sus objetivos.El País (19/11/2022).
"Recientemente, asistí a
un encuentro de profesores que abordaban diferentes cuestiones para mejorar la
enseñanza de las matemáticas. Una de las ponentes iniciaba su intervención
preguntando y reflexionando con los asistentes acerca de sus sentimientos al abordar
su trabajo docente teniendo en cuenta el contenido de la nueva ley de educación.
Aparecieron algunas palabras como desazón, inseguridad, ansiedad, etc. y
también otras, menos frecuentes, como ilusión o posibilidad de cambio para
mejorar la enseñanza.
Evidentemente, toda nueva
situación nos produce cierta inquietud por la necesidad de adaptación a un marco
diferente. Algunos que creemos que la LOMLOE es una buena ley, vemos una oportunidad
y esperanza para seguir avanzando en la modernización de los programas y las
actividades de aula. Es conveniente mejorar la educación en una materia útil
y necesaria para la formación e integración de las personas en la sociedad del
siglo XXI, y cuya enseñanza/aprendizaje puede y debe ser agradable y
motivadora, aunque exija reflexión y esfuerzo.
Coincidían los
profesores al señalar que en este inicio de curso habían sentido
intranquilidad, preocupación o cierta angustia al tener que elaborar las
programaciones de acuerdo a una legislación que casi se estaba publicando en
esos momentos. Obviamente, esas emociones aumentaban cuando nos referíamos a la
manera en que los nuevos descriptores curriculares (competencias, saberes, …)
debían trasladarse al aula. Es evidente, por ejemplo, que la referencia a los
sentidos matemáticos (sentido numérico, espacial, de la medida,
estocástico y algebraico) establece una nueva reconsideración de los contenidos
matemáticos escolares, lo que implica el diseño de otras actividades que
sustituyan a las típicas en las aulas y textos escolares. Una tarea profesional
compleja y que requiere un trabajo específico que añadir a su jornada laboral. Me
consta que en otras materias el problema es similar.
Sus emociones llegaban
al punto álgido cuando hablábamos de evaluación. ¿Cómo tenemos que evaluar las competencias?
¿Qué orientaciones o ideas prácticas nos van a dar para elaborar las tablas o
rúbricas para calificar? Era inevitable la referencia a cómo se justificaría la
calificación a algunos padres. Hoy, como ayer, la evaluación sigue provocando
inseguridad y ciertos niveles de ansiedad en los docentes, que es una de las
causas por la que muchos de ellos terminan evaluando de manera tradicional,
casi como los propios profesores fueron evaluados en su actividad discente. En
esto, la investigación y la observación de la práctica docente coinciden
plenamente.
Contar con el
profesorado para llevar a cabo cualquier reforma es un deber y una necesidad de
las administraciones. No contar suficientemente con ellos no ha sido la única
causa de muchos fracasos, pero es común a todas las reformas educativas. Las
manifestaciones de los profesores en este encuentro, en los medios de
comunicación y en las redes sociales muestran que, también, en esta ocasión la
implantación de esta nueva ley presenta esta dificultad. Asumo las palabras de
Javier Valle (El País Educación, 08/11/2022) al señalar que los profesores se
sienten abandonados ante el cambio educativo.
Los que queremos una
educación en la que los estudiantes participen activamente en su aprendizaje
(aprender a aprender), que les ayude a adquirir las habilidades de
descubrimiento, de crítica, de comunicación oral y escrita, de colaboración, de
resolución de problemas, que les permita construir y dar significado a los
conceptos y procesos matemáticos, integrando aspectos cognitivos y afectivos, etc.,
sabemos que el cambio es lento y complejo pero que, inexorablemente, necesita
de una buena formación permanente del profesorado.
Si asumimos que
la LOMLOE establece o profundiza en un nuevo paradigma educativo es necesario
asumir que el cambio en las aulas no va a venir por la publicación en el BOE o
en los boletines correspondientes de las comunidades autónomas. Tampoco, como
señalaba Javier Valle, por asistir a una conferencia o a un curso donde le
hablen de las competencias, o de los saberes o detallen la diferencia entre los
sentidos matemáticos y la secuenciación de contenidos que se establecía con
anterioridad. Aunque toda información es siempre necesaria, la realidad es
tozuda y la modificación de la conducta docente exige mucho más que
orientaciones generales, aunque se justifiquen por ley.
Contar con el
profesorado significa que las actividades de formación tienen que responder a sus
necesidades reales profesionales que son muchas, diferenciando las
orientaciones generales y las que se centran en su papel de profesional para
enseñar una materia, con el objetivo de que sus estudiantes aprendan su
contenido dentro de unos descriptores que vienen detallados en la nueva ley.
Este nuevo enfoque requiere conectar directamente con el profesorado
para proporcionar información y formación sobre el desarrollo de las
competencias específicas de cada una de las materias. Que los profesores se
sientan apoyados y ayudados en su quehacer profesional. Entender que va a
demandar, con mayor intensidad, ayuda para el trabajo con las competencias
específicas y que esta ayuda exige la formación de equipos docentes (por
materia e interdisciplinares) que favorezcan un proceso de
acción/reflexión/acción sobre aspectos concretos de su tarea docente. En
definitiva, si se quiere que la LOMLOE recorra un buen camino hay que trabajar
con los profesores que son los agentes fundamentales e imprescindibles para su
desarrollo.
Mucho me temo que, por la información percibida, directamente o a través de medios, en algunas comunidades autónomas esto no está sucediendo y vuelvo a oír y leer nuevos lamentos y quejas del profesorado que, efectivamente, se siente abandonado y desconsiderado." (El País digital. Educación 19/11/2022).
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